ARTICULO DEL MES DE JUNIO 2011
Autor: Lic. David LLopis
Son muchos los estudios que han puesto de manifiesto que entrenadores y padres son responsables, en gran medida, de las consecuencias que sobre el desarrollo psicológico y físico tendrá la práctica deportiva de sus deportistas o hijos. De esta forma, padres y entrenadores forman parte del denominado entorno deportivo , jugando un papel fundamental en el desarrollo del niño. Su influencia sobre la percepción de su habilidad está constatada en multitud de estudios. También existen investigaciones que confirman su influencia sobre en las consecuencias emocionales y afectivas de la práctica deportiva. En este contexto es fundamental que los padres tengan presente cuáles son sus funciones más importantes en la iniciación deportiva de sus hijos. Jaume Cruz, Catedrático de Psicología del Deporte de la Universidad Autónoma de Barcelona, establece las siguientes funciones de los padres en la iniciación deportiva:
1. Favorecer la participación deportiva de los niños y niñas.Los padres deben favorecer la participación de sus hijos en actividades físicas y deportivas además de las propias del curriculum educativo. En este sentido es importante que como padres conozcan la oferta de su localidad y que les animen a participar, siendo el propio ejemplo de los padres la mejor estrategia para favorecer la participación deportiva de los hijos.
2. Ayudar a sus hijos e hijas a que decidan cómo practicar deporte.Los padres son, en la mayoría de los casos, quienes mejor conocen a sus hijos. Por ello deben asesorarlos en la elección del deporte y el grado de implicación. Esta elección se debe basar en las preferencias de los hijos, siendo el papel de los padres el de ayuda a la hora de analizar las ventajas e inconvenientes de las diferentes opciones.
3. Ayudar en la elección del deporte a partir de dos principios básicos: cada niño es importante, cada niño es básico.En este sentido es importante que los padres ayuden a la elección del deporte de sus hijos teniendo presente características del niño como su condición física, su autoestima o su confianza. También se debe considerar las características del deporte puesto que las exigencias no son las mismas en un deporte recreativo que en uno de competición. Tampoco lo son en uno individual frente a uno de equipo. Los padres también deben tener presente la calidad de los técnicos deportivos y entrenadores, así como aspectos organizativos de la entidad como horarios, coste económicos, materiales, etc.
4. Mostrar interés por las actividades deportivas de los hijos.La comunicación con los hijos, sean deportistas o no, es uno de los pilares básicos de la educación. Saber escuchar y estar disponible cuando los hijos necesitan algún consejo es uno de aspectos cruciales para poder ayudar a un hijo deportista. En su vida deportiva va a tener momentos en los que sentirse escuchado y apoyado por sus padres facilitará la aceptación de los resultados.
5. Asegurarse que los niños practican deporte de una manera saludable.Como hemos visto cuando hablamos de los motivos de participación deportiva y causas del abandono es fundamental que el deporte y la práctica deportiva se desarrolle en un ambiente de diversión y se ponga el énfasis en el esfuerzo por realizarlo lo mejor posible.
6. Ayudar en las tareas logísticas del club o escuela deportiva.La participación de los niños exige importantes esfuerzos organizativos. Por ello es fundamental la implicación de los padres en las tareas de apoyo a los clubes, encargándose de temas económicos, logísticos o de relación con otras entidades.
En definitiva, el papel de los padres es fundamental en la socialización deportiva de sus hijos. En este proceso de socialización deportiva se puede diferenciar la influencia que tiene el que los padres sean modelos para sus hijos, las creencias y valores que transmiten, y las conductas relacionadas con la actividad deportiva.
En este sentido destacamos los trabajos realizados por Frank L. Smoll en los que analiza la forma de comportarse de los padres mientras los hijos compiten. Este autor distingue varios tipos de padres, y que a continuación exponemos:
1. Padres entrenadores de banda.Son aquellos que entiende o creen entender el deporte que practica su hijo, por lo que realizan frecuentes sugerencias a los deportistas, que pueden contradecir al entrenador y generar desorganización en la estructura interna.
2. Padres excesivamente críticos.Son aquellos que nunca están satisfechos con la actuación de su hijo. Suelen reprenderlos y regañarlos, enfocando la práctica deportiva como algo más suyo que del propio hijo. Suelen tener expectativas y objetivos poco realistas respecto a la progresión deportiva de sus hijos.
3. Padres vociferantes.Suelen colocarse de forma próxima a los jugadores y actúan gritando e insultando a jugadores, árbitros e incluso a los jugadores de su propio equipo. En definitiva son aquellos que no logran contenerse en la grada y continuamente manifiestan sus pensamientos en voz alta, gritando y dirigiéndose a cualquier persona del campo.
4. Padres sobreprotectores. Hacen referencia a aquellos que presentan una exagerada preocupación por los riesgos que comporta el deporte que practican sus hijos.
5. Padres desinteresados.Fundamentalmente se caracterizan por no reconocer el valor que el deporte tiene en la educación de los más jóvenes. Se caracterizan por no acompañar ni asistir a los entrenamientos y competiciones de sus hijos. En definitiva, no se preocupan por el desarrollo de la actividad deportiva.
En definitiva, los padres tienen un papel muy importante que desempeñar y los técnicos y entrenadores deben contribuir a promover en los padres una serie de características como las que a continuación presentamos a partir de diferentes trabajos (Dosil, 2004; Gordillo, 1992, 2000, Cruz, 1997; Smoll, 1986; Smoll y Smith, 1999):
1. Aceptar el papel del entrenador, sin realizar interferencias en sus instrucciones y planteamientos.
2. Aceptar los éxitos y fracasos de los hijos, facilitando que el hijo centre su atención en la mejora y quitando importancia tanto a la victoria como a la derrota, todo ello en un ambiente de respeto al equipo contrario y a los jueces.
3. Mostrar una dedicación e interés adecuado, dando apoyo y ánimos tanto en los entrenamientos como en las competiciones.
4. Ayudar a que los hijos tomen sus propias decisiones.
5. Ser un modelo de autocontrol para el hijo, aprendiendo a controlar las propias emociones y favorecer emociones positivas en los hijos, evitando las críticas y las instrucciones tanto durante los entrenamientos como en las competiciones.
En síntesis, lo importante es que los padres se ocupen de aspectos que están relacionados con el desarrollo de la actividad y que minimicen el excesivo interés por el resultado final de la misma, con el objetivo de que con el paso del tiempo los jóvenes deportistas asuman que lo verdaderamente importante es el esfuerzo que han realizado (Dosil, 2004). Esta forma de enfocar la práctica deportiva de los hijos se debe ver reflejada en el cambio de las preguntas típicas que se suelen realizar al finalizar una competición. Las preguntas del tipo ¿cómo has quedado o ¿has ganado? deben dejar paso a otros como ¿Qué tal te lo has pasado o ¿cómo has jugado? (Dosil y González-Oya, 2003).
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